El pasado 12 de octubre, alrededor de las 3 de la mañana, fue asaltada la estación de servicio YPF de Falucho y Parchappe cerca de la terminal de Bahía Blanca.
El playero denunció que le habían robado una billetera con $ 500 y una gorra con visera, pero no pudo dar información sobre el tipo de arma que portaba uno de los supuestos delincuentes. Sí indicó que tenía una especie de caño, por lo que imaginó que se trataba de un revólver.
Con la descripción física provista por el playero, los efectivos de la policía bonaerense salieron en busca de los delincuentes y lograron atraparlos mientras supuestamente se escondían en un descampado a una cuadra del lugar.
A Carlos José, uno de los supuestos delincuentes que padece deficiencia mental, lo trasladaron a la Comisaría Primera de Bahía Blanca donde, según denunció, recibió una tremenda paliza que se extendió durante media hora y que luego sufrió el clásico método de tortura conocido como “submarino seco” (asfixia provocada con una bolsa de plástico en la cabeza).
La denuncia fue presentada ante la Fiscalía Nº 3 de Bahía Blanca, y se caratuló como apremios ilegales.
En una entrevista otorgada a Página 12 la abogada Alicia Romero, del Comité Contra la Tortura de la Comisión Provincial por la Memoria, indicó que se presentarán asesorando a la madre, Norma Valenzuela, y que insistirán en que se trata de “torturas”.
La madre de la víctima aseguró que después de una entrevista que le realizaran en una radio bahiense, comenzaron a amenazarla telefónicamente.
Las pruebas aportadas por la policía fueron: una supuesta filmación de la YPF Bahía Blanca que no apareció, y el dinero (500 pesos) denunciado que finalmente se convirtió en 410 pesos, que los efectivos secuestraron del bolsillo de Carlos José sin la billetera.
Sobre los testigos, la policía alegó que no los buscó por tratarse de un “lugar conflictivo”.
En el acta de devolución, a la madre del detenido le entregaron la suma de 37 pesos, que la misma policía reconoció como de propiedad del joven.
Fuente: Página12
Sobre esos $410, la policía dijo que los secuestró del bolsillo del pibe, pero sin la billetera. Lo raro es que en el acta de devolución, a la madre le entregaron $37, y la misma policía dijo que eran del pibe.
Cito preguntas y reflexión del autor de la nota del Página/12: "¿Cómo supieron qué billetes pertenecían al detenido y cuáles al asaltado? ¿Por qué decidieron devolver esa suma? El cuento de la billetera es el moño del orillo: los policías, superando el temor ancestral de buscar testigos en “lugar conflictivo”, dijeron que regresaron a las 5.45 a la villa, todavía sin luz, pero con mucha entereza, y encontraron en un pasillo la billetera vacía".
Una vez más, salen a 'hacer estadística'… y termina en tortura.